jueves, 25 de enero de 2018

Cómo vencer la pereza, en 4 pasos

Tener claro que no actuamos según la razón sino según los sentimientos es clave para conseguirlo.


por Arturo Torres
 
En una sociedad en la que hay tanto que hacer y en la que los cambios se producen de una manera tan rápida, el ritmo de vida de la mayoría de las personas es muy ajetreado. Sin embargo, ni hacer frente a las responsabilidades ni emprender esas difíciles partes iniciales de nuestros proyectos es algo que nos salga de manera espontánea. Necesitamos aprender a vencer la pereza.

En este artículo veremos justamente cómo vencer la pereza, dado que pequeños cambios en nuestra rutina pueden hacer que no caigamos en la trampa de dejarlo todo para otro día.

Consejos para saber cómo vencer la pereza

Uno de los descubrimientos más relevantes realizados por la psicología es que el ser humano no se comporta de un modo racional. Ateniéndonos a la teoría, somos capaces de planificar proyectos razonables, e incluso llegamos a imaginar con todo tipo de detalles qué es aquello que queremos hacer, pero eso no implica que realmente vayamos a hacerlo… incluso aunque el coste de no hacerlo sea alto, y el esfuerzo requerido para ello no sea descabellado.
Muchas veces, cuando nos planteamos hacer algo que sabemos que no irá bien, hay algo que nos retiene, nos lleva a no salir de una actitud pasiva. Una auténtica barrera a la hora de acometer esas acciones necesarias: ir al gimnasio, cocinar algo sano, estudiar para un examen o incluso hacer una llamada telefónica. Se trata muchas veces de tareas tan sencillas que no llegamos a explicar por qué postergamos siempre.
Por eso, para llegar a vencer la pereza es importante tener claro que esta no es una batalla que vaya a ser ganada solo desde la introspección y la reflexión. Sabemos que debemos hacerlo, pero eso no es suficiente para conseguir llevarlo a la práctica. Por lo tanto, hay que cambiar nuestra manera de actuar; los cambios en el pensamiento se producirán después como consecuencia de lo anterior. Para saber cómo hacerlo, sigue las siguientes pautas.

1. Duerme bien

Esto puede parecer un detalle sin importancia, pero no lo es. Mantener una buena higiene del sueño es imprescindible para contar con la energía suficiente para hacer aquello que queremos. Si estamos todo el día cansados por haber dormido poco, ese malestar será la excusa que usaremos para seguir procrastinando, sin emprender aquello que queremos hacer.
Así pues, ve a dormir siempre en un límite horario muy delimitado pero razonable, y de ese modo no te expondrás a la tentación de quedarte hasta tarde en vela, algo típico de las personas preocupadas por tener responsabilidades que de momento no están siendo atendidas, al sentirse culpables.

2. Estructura tus tareas

El truco está en ponérselo muy fácil a uno mismo, y para ello es importante establecer una planificación detallada de lo que se va a hacer, si no está hecha ya. Si percibimos la tarea a realizar como un conjunto complicado de acciones, algo que requiere una gran cantidad de esfuerzo en su conjunto, esa perspectiva nos intimidará y preferiremos cualquier cosa en vez de pensar en ella.

3. Cómo dar el primer paso

En el hecho de poder dar ese primer paso está la clave para vencer la pereza. Para ello, lo mejor es plantearse hacer algo absurdamente sencillo y que sea a la vez el primer paso para hacer aquello que quieres. Si crees que deberías ir al gimnasio, proponte ir y hacer tan solo una serie de ejercicios: por ejemplo, ir al vestuario, cambiarte, subir a la sala de pesas y hacer media docena de sentadillas. Si tienes que escribir un proyecto de universidad, proponte encender el ordenador, abrir el editor de texto y escribir una frase. Si quieres estudiar, proponte abrir los apuntes y leer las primeras dos líneas de texto.
En la gran mayoría de los casos, y del mismo modo que hasta ese momento no podías ser capaz de empezar la tarea, no serás capaz de limitarte a realizar solo esas acciones tan sencillas, y seguirás hacia adelante hasta tener la sensación de haber realizado una jornada de trabajo con la que te puedes sentir bien. En este caso, la manipulación de tus propias expectativas jugará a tu favor.

4. Aprovecha cualquier momento para progresar

Siguiendo con la lógica de lo que hemos visto hasta ahora, es importante evitar darte motivos para pensar en lo que tienes que hacer como si fuese algo intimidante y difícil de conseguir. Para ello, aprovecha cualquier momento para ir haciendo, en vez de asignarte de antemano un día y una hora para hacer un esfuerzo titánico. Es importante que te pongas fechas límites sucesivas y relacionadas con objetivos relativamente sencillos de conseguir.

¿Cuál es la verdadera razón de que seamos zurdos o diestros?


Aunque desde hace años se suponía que esta característica se desarrollaba en el cerebro antes de nacer, ahora científicos tienen otra explicación.

zurdo y diestro
Desde los años 80 se ha sabido que la predisposición de un individuo a ser diestro o zurdo se genera en el feto durante la octava semana de gestación. A partir de esa etapa de formación, el bebé comienza a chupar uno de sus dedos pulgares, acción que establecerá qué lado utilizará más esa persona durante su vida.
No obstante, el motivo de esta preferencia era hasta ahora desconocida. Aunque se suponía que podía resultar del registro de la actividad en el hemisferio cerebral (izquierdo y derecho) durante el embarazo, un grupo de científicos de la Universidad Ruhr de Bochum, en Alemania, asegura ahora que la característica de ser zurdo o diestro no se origina en el cerebro del feto, sino en su médula espinal, publica la revista ‘eLife’.

A partir de la octava semana se puede determinar si la persona es zurda o diestra según el dedo que comience a chupar.

Nueva explicación

Debido a que la preferencia del bebé por utilizar una mano u otra aparece hasta la octava semana de embarazo, se hace imposible que esta acción se desarrolle en el cerebro, ya que éste no tiene la capacidad de enviar órdenes para llevar a cabo actividades motrices en etapas tan tempranas de formación, pues debería primero estar conectado con la médula espinal para el control de esas acciones o movimientos, lo que no es así.
Así pues, los investigadores concluyen que la destreza, zurdera o la condición ambidiestra de la persona se determina en la médula espinal y en ciertos genes que la integran.
Sin embargo, los especialistas continúan sin tener respuesta sobre qué es lo que ciertamente influye en los genes de la médula espinal para que suceda esto. De cualquier forma, aseguran que esta predisposición no viene definida por el ADN, sino que está sujeta a factores ambientales que todavía no se conocen y que intervienen en el ADN del feto durante la gestación.

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5 estrategias para vencer la pereza

Eva Maria Rodríguez 19 mayo, 2016 en Psicología 
Llámalo como quieras: pereza, desidia, desmotivación, ociosidad… Puede que tu problema no sea este, sino que simplemente estés tan abrumado y sobrecargado que el panorama te paraliza. Pero al final, sea lo que sea, el resultado es siempre el mismo: inmovilismo ante las tareas pendientes.
El resultado de esta pereza, de no hacer eso que tenemos que hacer o hacerlo con desgana, tiene consecuencias directas sobre nuestra calidad de vida. Además, el sentimiento de culpa afecta a nuestra autoestima.
Todos conocemos esta sensación en multitud de acepciones, aunque no siempre sabemos identificarlas bien y las agrupamos todas en el mismo saco. En el fondo, las estrategias para superar la situación, independientemente de lo que haya detrás, son las mismas. Vencer la pereza es bastante más fácil de lo que puede parece. Solo hace falta tomar la decisión de hacerlo y poner en práctica algunas sencillas estrategias.

¿Cómo vencer la pereza?

Hay muchas formas de vencer la pereza. Algunos métodos requieren analizar cuál es el problema real o la fijación de objetivos concretos para establecer una meta que sirva de faro. Sin embargo, no todo en la vida es tan complicado.
Las siguientes estrategias te servirán en cualquier situación. Empieza por aquí para conseguir resultados prácticos rápidos. La ventaja de lo que vas a ver a continuación es que no tienes que empezar pensando demasiado, por lo que podrás mecanizar el sistema para todos esos momentos en los que necesitas ponerte con algo rápidamente.
Mujer dormida frente a su ordenador

Las cosas simples primero

Por obvio que parezca es necesario recordar que para hacer algo hay que empezar a hacerlo. Pensar en hacerlo no vale, sino que hay que empezar. Lee atentamente este adivinanza que propone Ana Moreno: “Hay tres pájaros en un árbol y dos de ellos deciden saltar. ¿Cuántos pájaros hay ahora?”

Sigue habiendo tres pájaros. Mientras los que piensen en saltar no salten seguirán estando en la rama. Lo mismo ocurre con la pereza. De nada sirve que pienses que tienes que hacer algo mientras no lo hagas. 
El problema es el bloqueo que acompaña a la pereza: ¿por dónde empiezo? No te compliques la vida y empieza por lo más simple. Y si todo es igual, simplifica tu elección haciendo lo primero que surja. No es la mejor forma de organizarse, pero sí la más eficaz para empezar a hacer algo.

Paso a paso

Otro de los grandes problemas que nos bloquean y nos hacen entrar en modo perezoso es que las tareas son tan grandes que nos abruman. Para salir de ahí lo mejor es dividir las tareas en otras tareas más pequeñas para reducir la presión y mantenernos motivados. 
Escritorio con agenda, gafas y notas
Esto requiere pensar un poco en lo que hay que hacer, pero no es para tanto. Divide primero la tarea en 3, 4 o 5 partes (las que necesites, pero que no sean muchas). Si esto todavía es abrumador, coge la primera parte y divídela de nuevo, dejando las demás para cuando les toque. Si sigue siendo mucho, vuelve a dividir hasta que puedas empezar por algo digerible y tengas una referencias para avanzar.
Lo ideal para obtener buenos resultados sería dividir todo en pequeñas partes y planificar su desarrollo. Esto en sí mismo puede ser una tarea abrumadora. Pero estamos hablando de vencer la pereza, no de alcanzar la máxima productividad y eficacia, así que con esto nos vale de momento.

Haz una lista de tareas pendietes

A veces nos encontramos en situaciones caóticas con un montón de trabajo pendiente. Es muy difícil no perder la pista de todo el trabajo que hay que hacer. ¿Cómo empezar por lo más sencillo si no sabes lo que hay que hacer? Y de ir paso a paso ni hablamos, porque cada tarea es independiente.
Para solucionar esto, siéntate un momento y anota lo que tienes que hacer en una lista en el formato que más te guste: anota todo en un papel o en notas indpendientes que colocarás en un tablero, por ejemplo. Regálate este momento previo para definir lo que tienes por delante.
Números de colores
Con esta lista delante ya puedes decidir. Elimina las tareas superfluas y deja las tareas menos urgentes para otra día. Luego, coge la tarea más sencilla, la que menos tiempo te lleve y da ese primer paso. Después, paso a paso, vete avanzando en la lista. No te juzgues, no intentes abarcar intelectualmente todo el problema. Simplemente, avanza, tachando o retirando lo que esté hecho.

Visualiza los beneficios de una tarea hecha

Si te da pereza hacer algo por el esfuerzo que supone, piensa en lo que pasará cuando esté hecho. Visualiza el resultado y disfrútalo. Esto te llenará de energía y restaurará tu motivación. Visualizar las tareas terminadas ayuda a vencer la resistencia interior que te  estaba impidiendo involucrarte con esas tareas.
La visualización también ayuda a plantear opciones sobre cómo solucionar los posibles problemas para realizar una tarea o a plantear algo tan sencillo como por dónde empezar.

Elimina las distracciones

Habitualmente las distracciones son la fuente de la pereza y la única razón por la que decidimos aplazar las tareas para otro momento, lo que hace que hace que estas parezcan aún más aburridas.
Sea lo que sea aquello que te distrae, elimínalo. Asegúrate  de que una vez que hayas comenzado con una de las tareas no haya nada que te distraiga. De sobra sabes lo que es, para esto no vas a tener que hacer un gran ejercicio de autoexploración.

Bienvenido

Esto es lo que suele publicar en Facebook la gente con baja autoestima

Especialistas en la materia han llegado a concluir que cada cosa posteada en Facebook dice mucho de tu manera de ser y de tu grado de inteligencia.
Esto es lo que suele publicar en Facebook la gente con baja autoestima
No hay duda alguna sobre la popularidad de Facebook como red social. En ella publicamos todo tipo de textos y fotografías, con miles y millones de usuarios que cada día están en esta comunidad.
Especialistas en la materia han llegado a concluir que cada cosa posteada en Facebook dice mucho de tu manera de ser y de tu grado de inteligencia, pues estos expertos aseguran que la esencia de estas publicaciones es, en realidad, un reflejo de tu personalidad y tus gustos.
Atendiendo a esta teoría se podría decir que cada contenido publicado puede descubrir fácilmente lo que temes, lo que te acompleja, lo que te causa trauma y pánico, lo que alimenta tu propio ser, además de tus principios y formación. Es por eso que deberías pensar muy bien lo que quieres colgar en esta red, para no enseñar nada que no desees.
Hasta podría decirse que muchas de tus fotografías o textos compartidos prácticamente claman a todo pulmón que eres una persona con poca autoestima. Evalúa las posibilidades:

1. Revelar dónde te encuentras

¿Cuál es el objetivo de hacer esto? Seguramente pretendas mostrar a tus seguidores y amigos lo que eres capaz de hacer en base a tu estatus económico y social: los grandes momentos que estás viviendo en algún lugar determinado a donde hayas podido viajar, cuál es tu medio de transporte o ese concierto, en el que has conseguido una excelente ubicación para ver al artista.
¿Has respondido afirmativamente a alguna de estas situaciones? ¡Pues tu opción la próxima vez debería ser aprovechar el momento! Son muchos los instantes que perdemos buscando el mejor encuadre para hacer una foto con el móvil. Y si hablamos en términos de seguridad, es preferible no indicar tu situación.

2. Compartir tus ejercicios matutinos

Documentar cada uno de tus movimientos en el gimnasio seguramente no te llevará a alcanzar la forma deseada más rápido.
Ya resulta bastante fuera de lo común no ver publicaciones sobre entrenamientos. Si no subes la foto diaria en el gym, ¿acaso quiere decir que no fuiste?

3. Subir lo que comes

A ver, saquemos cuentas. Realmente, ni siquiera tu humor del día es relevante para los usuarios de las redes sociales, ¿por qué habría de serlo ese plato de frutas que desayunaste? ¡Seguro que te recompensaría más disfrutar del momento!
Eso es mucho más sano que revisar constantemente el timeline y el progreso, o no, de la cantidad de “me gusta” que recibe tu foto. Tengas muchos o pocos likes, de igual forma te comerás la comida.

4. Mostrar tus compras (en un tono nada humilde)

¡No hay duda! ¡Tienes baja autoestima! Gritarle al mundo lo que tienes o puedes comprar, ¿te hace más especial? ¿Te da mayor importancia? En cambio, hay algo que sí sabemos que se distinguirá enseguida: ¡lo insoportable que eres!
Después de todo, ir de compras es una actividad que todos hacemos en algún momento. Hazte un favor, amigo adicto de Facebook, recuerda que el nuevo iPhone que adquiriste no es para subir fotos de él, sino desde él. ¡Gracias!

5. Luciendo coche

Subir fotos de tu automóvil, contigo al volante, presumiendo de marca. ¿Te suena?

6. ¡Selfies en cantidad!

Un estudio de la Universidad de Arkansas reveló que las personas que cuelgan constantemente fotos en sus redes lo hacen debido a su inseguridad. Postear los momentos captados les resulta un requisito imprescindible para ser reconocidos por otras personas.
Por eso las publicaciones más frecuentes en sus redes son los autorretratos o selfies, en posiciones ciertamente favorecedoras. Pero si a esta acción habitual le sumas el empleo de programas de edición para mejorar tus imágenes antes de postearlas, serás, sin duda, el próximo en ser eliminado por tus contactos.

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Este ‘secreto’ que oculta WhatsApp te pondrá de mal humor

El servicio de mensajería instantáneo más utilizado en el mundo esconde un desagradable 'secreto' a la vista de todos.
Este secreto que oculta WhatsApp te pondrá de mal humor
WhatsApp cuenta con más de 1.000 millones de usuarios, quienes desconocen que esta aplicación de mensajería en cualquier momento puede dejar de ser gratuita. Pese a que Facebook (la compañía propietaria) descarta que esto llegue a suceder, la posibilidad existe y es totalmente real.

El secreto de WhatsApp (en letra pequeña)

El columnista Marcos Sierra del portal ‘VozPópuli’ se tomó el trabajo de consultar los términos y condiciones de uso de WhatsApp y puso especial cuidado a la letra pequeña del contrato la cual estipula: “Podemos cobrarte por nuestros servicios, incluidos los impuestos correspondientes”, “No otorgamos reembolsos”
La advertencia de Sierra es que, en caso de que Facebook empiece a generar cobro por estos servicios y los usuarios decidan demandar a la compañía, se encontrarían con una sorpresa adicional: al aceptar la instalación de la aplicación, renunciaron a cualquier derecho de llevar a la compañía ante una corte.
Las citadas condiciones de uso de WhatsApp determinan que “Aceptas librar a WhatsApp de toda obligación, daño, indemnización, pérdida y gasto de cualquier tipo”, y como si fuera poco agregan: “Cooperarás en la medida en la que lo requiramos”.

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